Vivir de las ideas o enfrentar la realidad

El que haya dicho que no se puede vivir de las ideas mentía, se puede tener una existencia entera en los pensamientos, sólo que no es vida y te puede llevar a la muerte.

Cristian Sosa Maciel
3 min readJul 24, 2017

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Si hay algo en lo que las personas extremadamente reflexivas somos buenas es en convertir una sola idea en horas interminables de pensamientos y deliberación, usualmente generando un desgaste mental tremendo e incapaz de llevar a cabo una acción concreta en el mundo real.

Si a eso sumamos un poco de ansiedad y un toque de inseguridad tenemos a una persona sumamente indecisa, que muchas veces por comodidad evita toda ocasión que implique asumir y enfrentar su propia vida.

Y eso nos termina matando de una forma u otra, con nuestros pensamientos vamos construyendo nuestra propia realidad subjetiva, alejados de la realidad objetiva, en una zona de comodidad que edificamos todos los días con falacias y excusas, donde la verdad y la voluntad no tienen mucha cabida.

Y esa zona de comodidad o incomodidad latente es sumamente atractiva, nos invita a dejar de tomar decisiones y vivir en ese estado casi cuántico donde podemos vivir muchas vidas en un mismo día sin necesariamente vivir el día.

Al poco tiempo esa zona se transforma en una prisión más parecida a la muerte que a la vida, donde dejamos de luchar por lo que queremos o creemos y nos conformamos sólo con reaccionar y seguir creando nuevas formas de evitar la realidad, acercándonos cada vez más hacia pensamientos que impliquen evitar la realidad de forma definitiva.

Todo esto por no querer sufrir el dolor de una decisión necesaria y sincera que nos enfrente a la verdad de nuestra propia humanidad. Eso nos lleva a inventar problemas y dramas que son sólo un reflejo de nuestra mente en la realidad que tratamos de evitar, y terminamos alimentando pensamientos negativos que sólo nos alejan de la vida.

Pero es en ese momento en el que tenemos que atrevernos a aceptar nuestra humanidad, entendiendo que para trascender nuestra fragilidad existencial necesariamente tenemos que recorrer los caminos del dolor, el desapego y la soledad para encontrar felicidad, afectos y vincularse con los demás.

Abrazar nuestra humanidad implica entender que en nosotros conviven al mismo tiempo el valiente que toma la decisión de actuar y el cobarde que evita la realidad; la luz que ilumina y guía muchas vidas y la sombra que seguidamente oscurece su vida y la de los demás.

Cuanto antes aprendamos a enfrentar y aceptar esta verdad, más fácil nos va a ser entender la necesidad de integrar pensamiento y acción, luces y sombras para disfrutar cada instante de nuestras vidas.

No me atreví a compartir esto que tenía escrito hace meses hasta la semana pasada, cuando con esta entrevista pude entender la necesidad de compartir estos pensamientos con todo aquel que pueda estar viviendo algo similar en este momento.

RIP Chester Bennington (1976–2017)gracias por los momentos de luz en medio de tanta oscuridad.

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Cristian Sosa Maciel

Ideas caórdicas sobre evolución personal y procesos de innovación colectiva