La voz del ego y nuestras decisiones

Cristian Sosa Maciel
3 min readSep 8, 2016

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Nunca me consideré una persona egoísta o con malas intenciones, siempre creí que cada cosa que hacía, cada decisión que tomaba, lo hacía buscando lo mejor para las personas que más quería y que llevaba en el corazón.

Pero me di cuenta de que ser o no egoísta es mucho más complejo que eso, el ego es algo que uno lleva consigo mismo y que demasiadas veces hace que tomemos decisiones idiotas sin ser conscientes de todo el dolor que podemos causarnos o causar a las demás personas sin siquiera darnos cuenta.

El ego es algo con lo que tenemos que vivir y convivir día a día, es esa voz que muchas veces nos ayuda a darnos cuenta de lo importante que somos, pero que muchas veces hace que nos identifiquemos con nuestros pensamientos y sentimientos y no nos permita ver más allá de nosotros mismos, esa voz interior que nos juzga y no deja que nos demos cuenta de todo lo que somos y de todo lo que podemos ser.

Muchas veces hace que no podamos vivir plenamente el presente, ya que esa voz vive de los miedos de nuestro pasado y de la ansiedad de nuestro futuro, no dejándonos ser conscientes del potencial que tenemos cuando vivimos plenamente el aquí y ahora.

Y eso hace que no podamos ser todo lo que podemos ser en nuestro día a día, en el trabajo, la familia y las relaciones humanas en general. No nos permite ir más allá de nuestras emociones y nuestras reacciones, porque hace que nos identifiquemos con ellas y que no queramos aceptar la responsabilidad por nuestras acciones y consecuentemente hace que no podamos encontrar una salida a los problemas.

Nos sumerge en un espiral de pensamientos, acciones y reproches que sólo nos hunden más en nosotros mismos y evita que nos demos cuenta de que la decisión está realmente en nosotros, porque esa voz se alimenta del dolor que nos generan esas situaciones. Es como un vicio que en el menor descuido toma el control y nos lleva a una y otra vez al mismo lugar, el no darnos cuenta de que nosotros tenemos el poder de tomar nuestras decisiones.

La única manera de salir es darnos cuenta de nuestra propia limitación, darnos cuenta de que esa voz es necesaria muchas veces pero que no le podemos dejar tomar el control de nuestras vidas. No es un camino fácil, implica muchos errores, implica mucho dolor, no sólo para uno mismo, sino para los demás, para las personas que más uno ama o quiere.

No es nada fácil pero si realmente queremos entender el sentido de la felicidad tenemos que recorrer ese camino, darnos cuenta de que necesitamos un poco de oscuridad para poder apreciar la luz, darnos cuenta de que nuestras sombras son parte de nosotros, pero que es la luz de nuestras decisiones la que nos define al final.

Todos recorremos ese camino hacia una mejor versión de uno mismo, esa versión que integra lo mejor y lo peor, que se compone de luz y de oscuridad, y que en el fondo nos lleva a descubrirnos como seres trascendentes y conectados con una fuerza mucho más grande lo que nos podemos imaginar.

Como peregrino de ese camino puedo decir que amé demasiado sin saber amar, que recibí demasiado sin saber entregar, que me lastimé mucho y me causé mucho dolor a mí mismo y a las personas que más amé en mi vida.

Como peregrino de ese camino puedo decir que voy a seguir transitándolo, cada vez más consciente de esa voz, cada vez más comprometido con la construcción de mi mejor versión en cada decisión que tome.

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Cristian Sosa Maciel

Ideas caórdicas sobre evolución personal y procesos de innovación colectiva