Errare humanum est

Hace unos años escribía un artículo sobre la importancia de culparnos menos y equivocarnos más. Hoy, tiempo después, conecto de vuelta con la necesidad de reconocer las equivocaciones y el dolor como parte fundamental de lo que me hace humano, de lo que nos hace humanos.

Me sorprende cada vez más como el miedo a equivocarnos nos lleva a no disfrutar plenamente de los regalos que la vida nos da hasta en los momentos más inciertos.

La mayoría de las veces el miedo a equivocarnos hace que dejemos de actuar o justamente hace que nos equivoquemos.

Lo único que logramos dejándonos llevar por ese miedo, es privarnos de reconocer las oportunidades de mejora que la vida nos muestra con cada error y cada caída; que si bien pueden ser procesos sumamente dolorosos y frustrantes, son exactamente lo que necesitamos para seguir creciendo.

Equivocarse es una “putada”; como dirían en España, desde donde estoy escribiendo esto; pero al fin y al cabo, esa “putada” es lo que nos permite reconocernos como seres humanos, con nuestras luces y sombras, con nuestros muchos aciertos, y fundamentalmente, con nuestros muchos errores.

Si bien en ese momento escribía que necesitaba dejar de rechazar mis sombras y aceptarlas como parte fundamental de mi ser, años después me encuentro de vuelta enfrentándome al mismo desafío, aceptarme con todo lo que soy: al mismo tiempo responsable e irresponsable, valiente y cobarde, genuinamente honesto y manipulativamente deshonesto; porque eso es exactamente lo que soy y de lo que me tengo que hacer cargo cada vez que tomo una decisión.

Sé que por más que me cueste, tengo que aceptarme y hacerme responsable de todo eso, para superar ese miedo a equivocarme y realmente conectar con los vínculos que voy formando a lo largo de mi vida.

También sé que justamente por no hacer eso y no superar ese miedo, perdí los vínculos más significativos que llegué a cultivar alguna vez, de la peor forma y en el peor momento.Lo único que sé ahora es que ya no quiero eso, que estoy aprendiendo a vivir y hacerme cargo de lo que soy y no soy al mismo tiempo.

Obviamente voy a seguir equivocándome y voy a seguir teniendo que hacerme cargo de cada uno de mis errores, pero hoy entiendo que eso es parte intrínseca de mi crecimiento y evolución como parte de la humanidad de la que formamos parte.

Hoy entiendo que esto es lo lindo de la vida: equivocarnos, aprender y crecer, arriesgando ganarlo todo o perderlo todo en cada decisión y en cada partida.