Encuentro con el dolor
Cuántas veces te reconocí a lo lejos y huí con todas mis fuerzas en dirección contraria, cuántas veces me viste a los ojos y sin un atisbo de duda desvié la mirada, cuántas veces te sentí tan cerca mío sin importar cómo te humillaba.
Pero hoy te enfrento en este encuentro y decido dejar de rechazarte, porque más que nunca me nacen las ganas abrazarte y agradecerte por ser parte fundamental de mi vida y de mi ser.
Te quiero y aprecio vieja amiga Dolores, te abrazo en las penumbras en las que incontables veces te dejé y te llevo de una vez por todas a la luz.
Porque sin vos no hay poesía, no hay arte y no hay vida.